Un día en Micrópolix

Si no eres de Madrid, y un día llevas a tus hijos a Micrópolix, y si tus hijos vuelven fascinados y lo único que saben decir en el cole sobre sus vacaciones es «fuimos a Micrópolix», te pasará una cosa curiosa…

 

MicrópolixMicrópolix

 

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Un día en Micrópolix

 

Si no eres de Madrid, si vives a 600 km y un día llevas a tus hijos a Micrópolix, y si tus hijos vuelven fascinados y lo único que saben decir en el cole sobre sus vacaciones es «fuimos a Micrópolix», te pasará una cosa curiosa. Verás como un montón de padres de los compañeros de tus hijos, te buscarán a la salida del colegio y te dirán «¡me tienes que contar que es eso de Micrópolix!», incluso los profes querrán saber qué es eso que ha impresionado tanto a sus pequeños alumnos.

¿Queréis saber lo que es Micrópolix? Os contaremos nuestra experiencia de un día en este fascinante lugar.

¿Que es Micrópolix?.
Es la recreación de una ciudad dentro de una nave industrial, totalmente cerrada, con un alto grado de realismo, en la que los niños son los ciudadanos y protagonistas de la vida de la urbe, y los padres nos limitaremos a ser turistas.

En realidad, en función de la edad y autonomía de nuestros hijos, los padres podremos (tendremos que) ayudarles, podremos sólo observarles y hacerles fotos o podremos dejarlos allí durante horas e irnos al oulet de la acera de enfrente a sacarle lustre a la tarjeta de crédito, totalmente confiados en las medidas de seguridad y atención que nuestros hijos tendrán en el interior.

Llegamos.

Llegar no es difícil. Está en el polígono comercial de San Sebastián de los Reyes, al noroeste de Madrid. Es una nave enorme que en su lateral un enorme cartel anuncia su nombre. De frente es no menos espectacular, ya que asoma la proa de un crucero de Pullmantur al que ya te querrías subir. Pero no podrás, porque aquí todo está hecho para los niños.

Vamos a por las entradas; subimos las visibles escaleras exteriores y como si de un cine se tratase nos ponemos en la cola de la taquilla a sacar nuestra entrada. Parece que no hay mucha cola, pero la expedición de las entradas exige toma de datos de los niños y de los padres, la confección del pasaporte y una explicación genérica de como funciona esto, que para los padres novatos nunca parece suficiente. El resultado; el tiempo con cada familia es mucho y la espera se hizo larga, larga. Si volvemos, mejor dicho, cuando volvamos, intentaremos madrugar más y evitar, dentro de lo posible, esta espera.

Entramos. Cada uno con su pulsera; llevan un código identificativo por familia, para que ningún mayor pueda sacar del recinto a un niño que no sea de su familia de pulsera. Los niños, ya ciudadanos de micrópolix, además con su pasaporte y un cheque de …. ¡ 50 eurix ! cada uno.
¿Ahora que?. Ahora hay que hacer dos cosas, la primera estudiar lo mejor posible el plano de la ciudad como primera aproximación a su conocimiento. Hay varios puntos de la ciudad donde hay planos en paneles luminosos en las paredes.

Nuestro mejor punto de referencia es la plaza del ayuntamiento porque está cerca el banco, el hospital, la policía, el supermercado, …

La segunda cuestión importante es entender como funciona la mecánica educativa y de ocio de esta ciudad. Ya nos dimos cuenta que en esta ciudad hay ayuntamiento, banco, supermercado, academia de policía, hospital y un laaaarrrgo etc. Los establecimientos los podemos clasificar en dos/tres categorías.
1.- Las escuelas o academias, donde los ciudadanos podrán recibir formación y titulación, y cuestan dinerix., es decir, eurix (€x). Por ejemplo, la academia de policía.
2.- Son centros de servicios donde los ciudadanos con título pueden trabajar y ganarán dinerix. ¿Ejemplo?; el supermercado.
3.- Sitios de ocio puro y duro donde los mini señores independientes podrán gastar su dinerix después del duro trabajo, como el circuito de coches y motos.

Hemos de aclarar que hay multitud de sitios donde ofrecen trabajo sin titulación, sobre todo en la planta de arriba, por lo que no es necesario gastar en formación para conseguir trabajo.

Nosotros no lo sabíamos así que en cuanto entendimos la mecánica miramos para los cheques de los niños y pensamos lo que piensan todos los padres, ¡niños, a estudiar y a sacar un título, que hay que trabajar!. Suena duro, ¿verdad?, pues en micrópolix no lo es.

Pero en las academias no cogen cheques así que la primera gestión seria es ir al banco a que nos cambien los cheques por dinerix, billetes de eurix. Esta gestión la pueden hacer los niños solos, aunque acabéis de entrar. Vamos rompiendo el hielo.

En el banco hay unas teles en donde explican con sencillez trucos de funcionamiento del sistema. Es interesante dedicar unos minutos a atender estas explicaciones.

Ya con los billetes en la mano, Lucas se enroló en la academia de Policía y a Iria la cogieron en prácticas en el nido del hospital, donde aprendió a cuidar bebés. Treinta eurixazos a cada uno del ala,
¡hay que ver como está de cara la educación!

Y aquí empieza lo didáctico, porque aunque sea a nivel básico, lo que les enseñan es real. Nociones de funcionamiento del tráfico, cambio de pañales (de muñecos bebé), nociones de vigilancia sobre robos, toma de temperatura con termómetro, formación en fila, biberón,….. y así será en cualquiera de las profesiones que irán eligiendo a lo largo del día.

Pero para ellos ha empezado la diversión. Verse él con su 1,15 cm con su chaleco y su gorra de policía, desfilando con sus compañeros, haciendo flexiones, o ella con su bata de médico cuidando bebés, ……

Acaba la primera experiencia y tenemos dos ciudadanos titulados pero pobres, sólo nos quedan 20 €x por cabeza y no llega para nada, hay que buscar trabajo.

Por suerte aquí no hay crisis. Lucas, con su título de policía plasmado en su pasaporte, encontró trabajo rápidamente como vigilante de seguridad en el supermercado y después en el banco. Iria tuvo que esperar algún turno para poder ejercer de enfermera, pero en el ayuntamiento le dieron trabajo de concejal, donde tuvo que resolver en un juego de ordenador una cuestión de asignación de presupuestos.

Y sobre la marcha le fuimos cogiendo el truco. Poco a poco fuimos soltándonos y a cada lugar que veíamos preguntábamos -¿esto que es?. -Un estudio de arquitectura -¿podemos trabajar? ¡Claro que sí! -Esperad el turno y pasáis.

Las actividades en cada centro de trabajo duran unos 20 minutos (es importante controlar los relojes que hay a las puertas de cada actividad y que indican el inicio de la próxima sesión), y poco a poco los niños ven como su cuenta corriente va aumentando. Los pagos se hacen con anotaciones en el pasaporte y para convertirlas en billetes hay que ir al banco.
Así, recuerdo a mis hijos como policía, enfermera, médico, bomberos, cajero de banca, delineantes, recicladores de residuos, pilotos de moto, técnicos medioambientales, pilotos de avión, repartidores de correo urgente, periodistas ….y cosas que no me acuerdo y muchas otras que no pudimos conocer. Realmente un día es escaso para conocerlo todo y a los niños les supo a muy poco porque quieren repetir en los trabajos que más les han gustado.

Además quedaron tareas importantes pendientes, como ir a la autoescuela para sacar los carnets de conducir (a partir de 8 años) y poder llevar una de las preciosas réplicas de los descapotables Peugeot que circulan por el circuito urbano. Para esto hay muucha demanda y hay que apuntarse cuanto antes.
No lo parecía cuando entramos, pero el día se hizo muy corto.La sensación de que eso mola mucho fue de menos a más, especialmente a medida que fuimos entendiendo el funcionamiento.
A la hora de comer, y aunque la pulsera permite salir y entrar a las familias, nos quedamos en el restaurante de allí, elegimos todos menú hamburgesa, estaban buenas y a un precio razonable. Eso sí, dejamos pasar la hora punta porque había bastante cola.

A media tarde estaba anunciada la actuación del mago «borruel» en elauditorio, que combinó magia con humor. Un rato divertido para cambiar las rutinas del día no vino nada mal. Es sorprendente ver como los niños se fascinan con la magia. Después del show de borruel se anunciaba fútbol en directo y en pantalla gigante. Creo que jugaba el Madrid, pero esto era para los padres con hijos totalmente independientes en micrópolix, de 7 años en adelante.

Nos fuimos con los últimos, agotando el tiempo al máximo. Nos gustó el detalle que en la salida comprobaron nuestras pulseras con las de nuestros hijos para asegurarse de que no nos llevábamos los niños de otros.

Y no imaginábamos la huella que había dejado en nuestros peques. Lo que a nosotros nos pareció bueno a ellos les pareció bueníííísimo con mil íiiiiiies y ya se ha convertido en un clásico el «cuando volvemos a micrópoliix