Navidad en PortAventura

¿Cómo sería pasar las navidades fuera de casa? Conoce la experiencia de una Navidad diferente ¡en Portaventura!

 Portaventura en Navidad

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Navidad y Reyes en Portaventura

Fue la primera vez que nos decidimos a pasar una parte de las fiestas navideñas fuera de casa. Una práctica cada vez más habitual en muchas familias que, no obstante, requiere dar un paso que en ocasiones conlleva romper moldes. Dicho y hecho, enfilamos el coche hacia Tarragona. Allí nos esperaba Portaventura.

Llevábamos año y medio sin visitarlo. Con niños tan pequeños año y medio cambia mucho los hábitos y la forma de disfrutar el parque. El peque, por ejemplo, no se acordaba en absoluto de cuando celebramos su segundo cumpleaños en el restaurante “Marco Polo”, aunque a la mayor sí le sonaban cosas como las canoas de Indonesia o los búfalos de choque del Far West. También recordaba el espectáculo de pompas de jabón en el Teatro Chino y el de los títeres del oso panda, aunque con 4 años nunca quiso subir en ninguna montaña rusa de iniciación. Año y medio después la cosa cambió, y mucho, no sólo porque nuestros hijos crecieron, sino porque nos encontramos un nuevo y especialísimo Land infantil, el Sésamo Aventura, donde los niños podrían quedarse, si por ellos fuera, a perpetuidad, si no fuese porque sus padres insistimos en que hay más parque y hay otras atracciones también muy chulas para visitar.

En realidad Portaventura ha ganado mucho, muchísimo, en su oferta infantil, porque una nueva área específica para niños, pequeña pero bien aprovechada, que no sustituye a la anterior oferta a los peques, se suma a ella, y no solamente presenta un espacio nuevo al que los niños quieren volver siempre, sino que resta afluencia a las atracciones infantiles «de antes», que se presentan como una estupenda alternativa, ahora, con menos cola.

Sí, Sésamo Aventura nos gustó de verdad. Lo primero porque gusta a los niños y con eso casi debería de bastar. Pero además, desde nuestro prisma analítico de adulto, observamos cómo, en un espacio relativamente pequeño, han sabido crear un área llena de atracciones bien diseñadas, con una recreación ambiental de calidad basada en el mágico mundo de nuestro recordado Barrio Sésamo. Ahora, Portaventura ya no solo es espectáculo y diversión, ahora también tiene su porción de magia.

Y aunque lo anterior parezca una oda un tanto exagerada a este nuevo espacio, los recuerdos de nuestros peques confirman lo impresionados que se bajaron del Avión de Coco, lo intenso que fue el primer viaje en una montaña rusa «de verdad», el Tami-Tami, o lo divertido que fue ver como  Papi se desfondaba tirando de la cuerda del Salto de Blás o dándole a los pedales, como un loco, para que las Mariposas Saltarinas volasen alto. Hasta la posibilidad de tomar una hamburguesa, viendo en directo el show navideño de Epi y Blas, tuvo su toque de especial.

Pero Sésamo Aventura no fue la única sorpresa que encontramos respecto a nuestra anterior visita. Hubo muchas, pero debemos destacar la nueva área residencial que da enclave al Hotel «El paso», que no solamente significa la importante apuesta por potenciar la vertiente «resort»de Portaventura sino que constituye una atracción en sí, presentándose como una auténtica ciudad del Oeste Americano,todo estructurado en torno a la calle principal, como en las pelis, donde no echaremos de menos nada: el gran hotel, el saloon, la estación de tren, la mansión del terrateniente, la barbería… bueno, quizás sí echamos algo de menos, a Clint Eastwood y a Lee Van Clift rozando sus pistolas en pleno duelo en medio de la calle principal, pues el entorno invita a echar a volar nuestra imaginación y nuestro instinto nos hace buscar pistoleros en lo alto de los tejados o tras los carromatos.

También nos encontramos una muy bien conseguida recreación del área de asentamiento de los buscadores de oro, con un grupo de entrañables cabañas de madera. Todo, todo lo que se ve, son edificios residenciales. Te puedes alojar en casi cualquier construcción de las que ves. Y aunque nosotros tuvimos la suerte de quedarnos en la «Lucy’s Mansion», cierto es que nos apetecía probar todo, pero, mmmmm…, para eso hay que volver muuchas veces.
Y digo suerte porque poder residir en la mansión de la ciudad es un privilegio. La oferta de lujo de este pueblo residencial nos sumerge en un ambiente sacado literalmente de un western de John Ford, donde se nos ofrece comodidad del siglo XXI con un cuidadísimo ambiente de dos o tres siglos atrás.
Todo esto y mucho más se mezcla en la cocktelera con el omnipresente ambiente navideño. La navidad impregna el parque por todas partes, no sólo ofreciéndonos áreas específicas y exclusivas de estas fechas, como el Bosque Encantado, con la visita, ni más ni menos que a la casa de Sta. Claus, en donde él, personalmente, nos recibe al final del recorrido; o el espectáculo nocturno con la cabalgata de Reyes, que finaliza de forma apoteósica con la llegada de los tres Magos en barco por el mar mediterráneo, rodeados de fuegos artificiales y juegos de agua y luces. En realidad, todo el parque se viste de navidad. Los espectáculos tradicionales, como el can-can del oeste, el Portaventura On Ice, la siempre entrañable Cantina Mexicana, los personajes del parque liderados por Woody y sus amigos, o el fantástico show de Epi y Blas en Sésamo Aventura, todo tiene un sello navideño. Y si un parque de atracciones transmite alegría en cualquier época del año, imaginaos eso impregnado con el espíritu de la navidad…

Así llegamos a Portaventura, con tantas cosas por conocer que parecía que no hubiésemos estado nunca. Pero en realidad sí éramos veteranos, y los lugares ya conocidos, recordados y admirados, complementaban a la sorpresa y la ilusión de conocer otros nuevos.
No dejamos pasar, ni mucho menos, el área infantil de China, con su laberinto plagado de toboganes serpenteantes y sus «tiovivos» y «voladoras» infantiles, muy apropiados para los pequeños.

Pero el plato fuerte de esta época, donde Portaventura se vuelca de forma especial, es su puesta en escena de la cabalgata de los Reyes Magos. Todos los días nos ofrecen, ya entrada la noche, una cabalgata de personajes que terminaba con la llegada de los Magos de Oriente, personificados en gigantes figuras que navegan en barco a través del mar, con un vistoso espectáculo de fuegos, agua y colores.
En la noche de Reyes el espectáculo se supera. Sus Majestades aparecen en auténticos camellos ante la admiración de niños y grandes y, si has conseguido un buen sitio entre la multitud, será un broche de oro a una fantástica semana de navidad disfrutada segundo a segundo.
La experiencia de Reyes en Portaventura, nuestra primera fiesta de Reyes fuera de casa, ha sido rotundamente positiva. Incluso los regalos medio improvisados, que tuvimos que comprar en las tiendas del parque, nada parecido a los que nuestros peques habían pedido en sus cartas, se convirtieron en muy especiales. Ellos entendieron perfectamente que los Magos estarían algo confundidos al no vernos en nuestra casa y que tuvieron poco tiempo para elegir algo en un lugar tan lejano, pero aún así les traían cosas muy chulas.

La navidad ha quedado atrás, pero el tiempo pasa y la nueva navidad ya se asoma. La posibilidad de repetir el plan se presenta ya, y en estos días tendremos que hablarlo en familia y decidir que hacemos. No sé si a los peques les daremos un voto entero o medio a cada uno, porque si por ellos fuera la respuesta ya la tenemos. Bueno, mejor dicho, ya la hemos tenido a lo largo de todo este año, no una sino muchas, muchas noches, cuando los peques se acuestan y jugamos a pensar en recuerdos bonitos, alguien dice eso de «…..cuando volvemos a Portaventura ¿?».

Post data: ………y eso que no hemos nombrado el Shambhalá…Ufffff………..Eso tendrá que ser ………..otra historia.